El año que se va
Se acerca el final de un año cargado de acontecimientos polarizados. En todas partes existe la mediocridad en los individuos. Los malos pensamientos, paupérrimas acciones y aquellas disolutas referencias de lo correcto ensombrecen a lo justo y lo culto. Son las buenas acciones las que dominan la cotidianidad. Ciudadanos con labores ejemplares sí las hay, son mayoría. Lástima que sean los asesinatos, los accidentes de tránsito, la corrupción de funcionarios y otros hechos que llenos de sensacionalismo abarcan los titulares de los medios de comunicación y de las tertulias populares.
La ansiada clasificación de la selección peruana de fútbol, tras una espera de 36 años, al reciente mundial de la FIFA “Rusia 2018” fue la muestra primera de lo que representa la felicidad y el ejemplo de que se están haciendo las cosas bien, o eso se intentó en este año. Lo alcanzado no era cuestión de suerte o rituales, pues se debió a una planificación pensada a largo plazo con tareas, decisiones y ejecuciones, algunas acertadas, y otras —que si las hay— descartadas en el proceso. Esa experiencia la hemos vivido de forma intensa. El partido de debut contra Dinamarca iniciada con optimismo, invadidos por el nerviosismo y la duda en el duelo ante Francia, y una despedida de esta fiesta futbolera a lo grande, no olvidando el sinsabor de que se pudo haber alcanzado algo mejor.
Al igual que nuestros seleccionados, existen personas a diario que me hacen sentir orgulloso de haber nacido en el Perú y que me motivan a seguir en esta lucha contra la mediocridad. El doctor peruano Ricardo Pun-Chong, fundador del albergue Inspira, para niños con cáncer de bajos recursos, fue elegido ganador del prestigioso premio CNN Héroes 2018, organizado por la cadena estadounidense. Su albergue es un lugar seguro donde los niños puedan ir a dormir. Comida sana. Además de todo existe un apoyo emocional que se puede compartir con ellos. Es un puente entre la gente que necesita y la que quiere apoyar. Así han logrado ayudar a poco más de 800 familias que enfrentaban el cáncer y han pasado por el albergue.
El gran crecimiento del turismo en el Perú quedó demostrado después de obtener tres galardones en la gala internacional de la 25ª edición de los World Travel Awards. Por sétimo año consecutivo, el país se quedó con el premio a Mejor destino culinario, pues, en los últimos años, la planificación y la ejecución de la promoción de la cocina peruana ha logrado resultados sobresalientes. El segundo trofeo llegó gracias a Machu Picchu, tras ser considerado por los críticos, y los turistas internacionales que nos visitan, como la Mejor atracción turística. El tercer galardón para el Perú fue por Mejor destino cultural, por mérito al patrimonio arqueológico grande, valioso y bien conservado que posee el país.
Por otro lado, lamentablemente, casi nada en estos meses nos ha dado esperanzas, salvo el referéndum, en la política. Esa idea se respalda con solo analizar: cómo todos los “líderes” de las ligas mayores aspirantes a la presidencia están involucrados en el recibimiento de coimas por parte de la constructora brasilera Odebrecht.
Todo o casi todo en este año ha sido un sinsabor para la lideresa del fujimorismo, empezando por la disolución del indulto humanitario a Alberto Fujimori, los menesterosos resultados de Fuerza Popular en las elecciones regionales y municipales, incluso el rechazo del recurso de casación que presentó para tratar de impedir que se la siguiese investigando bajo la ley contra el crimen organizado y pasando por supuesto por la condena de prisión preventiva de 36 meses a la que está sometida, y que hasta hoy es un hecho, esperándose los resultados del recurso de apelación. La señora Fujimori había construido minuciosamente su infortunio. Su incesante labor por tumbar a quienes considera sus enemigos y proteger a cualquier precio a quienes funcionan como sus amigos la ha pintado como una lideresa abusiva de la dosis de poder y obstructora del desarrollo nacional.
Hasta un sagaz político cuando tiene el destino consumado llega a la desesperación. En el caso de Alan Gabriel Ludwig García Pérez, expresidente del Perú, la desesperación se llamó descaradamente asilo político en la Embajada de Uruguay. Este “chancho corrupto que vuela un sábado por la noche”, haciendo analogía a las palabras de protesta de Roger Waters, condenó al suicidio político al partido que le sirvió para llegar a Palacio dos veces, porque logró que sus dirigentes sean cómplices de su cobardía ante el país.
Ninguno de los lideres ha establecido un perfil balanceado que sea aceptable para una opinión pública que día a día exige cambios. Por eso, nuestro mandatario está en la obligación de encontrar una legitimidad en la población peruana para extirpar el modo somnoliento de resignación en el que estamos inmersos. El sr. Vizcarra – quizá con tanta carga - no tiene espacio para ensayos ni tiempo que perder con bailes.
En conclusión, para el 2019, empecemos por felicitar las buenas prácticas de ciudadanos que, desde sus escuelas, hogares, centro de trabajos, círculos de amigos contribuyen con la meta de mejorar como sociedad. Exijamos a nuestras autoridades a cumplir con las leyes y sus planes de gobierno. Tenemos la oportunidad como ciudadanos de aprovechar las emociones que estamos viviendo, por navidad y fin de año, para despertar en el resto de nuestros compatriotas el interés por trabajar conjuntamente a favor de la construcción de un mejor país donde se pueda mejorar nuestra calidad de vida.