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Tiempos nuevos, esperemos sean mejores

Publicado: 2018-10-18

Desde hace ocho meses —algo que me sorprende— empecé a escribir semanalmente artículos y relatos para el diario Pro y Contra en su columna “Larga distancia”. En el primer artículo de este espacio, “Tras el rastro del responsable”, escribí sobre la preocupante situación de la ciudad de Iquitos, los enfrentamientos mediáticos y políticos de las autoridades locales por conflictos de interés, resaltando que ese contexto casi apocalíptico de nuestra cotidianidad se debía a la “precaria identificación de un líder apto para ocupar los cargos públicos locales”. 

Luego de haber participado como votante —por primera vez— en el reciente proceso de elecciones regionales y municipales, estoy consciente y contento de haber otorgado mi voto a la mejor opción a pesar de que esta no haya sido la ganadora de la contienda. Aún, en la mayoría popular, es una característica ciudadana la precariedad crítica y cívica para asignar a un líder honesto, preparado y concertador los destinos de los distritos, las provincias y la región.

Lastimosamente tienen más oportunidades de ser elegidos los personajes con mayor adquisición económica —ya sea propio o ajena, legal o ilegal—, que sean capaces de pagar sus propagandas en el primetime de los más importantes medios de comunicación. Claro que la publicidad es un factor importante para difundir masivamente las propuestas de solución a los problemas, pero cuando los planes de gobierno son incipientes o no existen en el discurso publicitario de los candidatos, es cuando surge un problema mayor, cuando la población tiene que elegir por aquel que muestra carisma o demagogia y nada más que eso.

Sea esa o no la realidad de las virtuales autoridades, la oportunidad se les ha dado. Ahora, llega el momento de taponar —al menos por los próximos cuatro años de gestión— las divisiones políticas y las acritudes que surgieron como parte de la contienda. La modificación de autoridades es el momento para salvar al gobierno regional y los municipios de la sombra amarga de la corrupción o del pasme de la negligencia y la ineficiencia. Sin duda, las esperanzas y expectativas hacia las nuevas autoridades son enormes, las responsabilidades que les toca asumir a partir de enero del año próximo también lo son.

Como ciudadanos nos toca participar con propuestas eficientes y fiscalizar con objetividad las gestiones locales.


Escrito por

SÓCRATES TORREJÓN ARIMUYA

Periodista independiente. Estudiante de Periodismo en la Pontificia Universidad Católica del Perú.


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