Pienso y repienso en mi anhelo de haber deseado escuchar un mejor mensaje a la nación, más sólido, realista y reflexivo sobre el primer año de gobierno, un año no desperdiciado pero si insuficiente en proyección de desarrollo social y económico para nuestro país, hecho que explica la carestía visible del discurso presidencial por la celebración de los 196 años de independencia. O tal vez la expectativa fue muy alta, pero aun así no pienso ser el único descontento de lo expresado ayer por el presidente Kuczynski ante el parlamento. Pero, que quede claro que PPK mostró un optimismo sobre su gestión, lo que le da valor a sus palabras, hizo su publicidad a su estilo carismático y coquetón pero algo inoportuno en una realidad nacional que nos agobia.

Donde no se cuestiona es la referencia de aumentar el sueldo de los maestros, implementar políticas de infraestructura, seguridad nacional y medio ambiente, palabras también mencionadas durante la asunción de mando el 2016, que refiere una continuidad del plan de gobierno del primer año, lo que hace sentir a las propuestas como lo mencionan en su canción los Pimpinelas: “Palabras, palabras, palabras… tan solo palabras” que justificó el presidente con dos hechos que marcaron el caos económico del país, el caso Lava Jato y el fenómeno del Niño costero. En sí, no es aceptable justificar el pobre trabajo del gobierno con un caso de corrupción ya voceado desde hace años por la justicia extrajera, pero encubierta por la justicia peruana por estar involucrados los cinco periodos anteriores, y hasta PPK se podría ver incluido por su rol de ministro en el gobierno de Toledo.

Lo más lamentable fue que se valió del fenómeno del Niño que perjudicó a nuestros hermanos del norte del país con su política bandera llamada “#unasolafuerza” que parecía ya darme migraña tanto escucharlo a lo largo de todo el mensaje, que continuó con el homenaje a los “héroes” y una pequeña presentación del cantante Pelo Madueño. Cree PPK que nos puede entretener con su simpatía y carácter de solidaridad y su llamado a unidad del cual se aprovechó, pero no le sirvió de mucho pues su discurso aún con todas sus propuestas pudo haber durado media hora y mostrado igual vacíos.

Es decir, nuestro presidente pareció un publicista del gobierno en turno más que nuestro mandatario, con sus propuestas repetidas y promesas escasas por solucionar el problema del magisterio, evadiendo la convulsión en el sur, valiéndose de #Unasolafuerza como su más grande esfuerzo, anunciando la llegada del sumo pontífice, evitando mencionar políticas para combatir la corrupción. No necesitamos en los siguientes cuatro años que quedan de su gestión palabras, esperamos ejecución de propuestas, reformas en educación y salud, mejora en el sistema de justicia; pues PPK gobierna en un país emergente y no en su adorada Norteamérica.